viernes, 13 de septiembre de 2013

Habla!!!


Un simple constipado. Eso dice su abuela pero ella no lo ve así. La cabeza le duele horrores, tanto que ni siquiera es capaz de pensar en algo. Y la garganta, apenas le deja hablar. Necesita reposo, es lo que dice su abuela, pero no puede, tiene demasiadas cosas que hacer, no puede pasarse el día en la cama. Tiene que ir a clase, hacer dos exámenes, volver a casa, hacer la comida, comer, llevar a Dani al dentista, ir a hacer la compra, volver, limpiar, poner un par de lavadoras, planchar…

-No, señorita, hoy no vas a salir de esta cama y mañana ya veremos.
-Abu…
-Yo cuidaré de ti y de Dani. Además ese amigo tuyo tan majo, puede venir a cuidarte mientras no estoy.
-¡No! Bruno no puede verme así, no.
-Tú verás, pero tú te quedas en la camita. Intenta descansar.

¿Y qué va a hacer todo el día aquí metida? Su móvil se ha quedado sin batería, la consola está en el salón, no puede leer porque le lloran los ojos… No puede hacer nada. Sólo pensar, pensar en todos sus problemas, que no son pocos. El primero, la tutela de su hermano. Estuvo hablando del tema el otro día con su abuela y la verdad es que tiene razón, que es mejor esperar un poco, que su padre nunca ha sido muy dado a conversar ni a acceder a sus peticiones, ¿por qué iba a ser distinto esta vez? Además, si se lo pidiese y aceptase probablemente les echaría de su casa que por algo es suya y eso solo les causaría más gastos y no es que les sobre el dinero precisamente. Y ese es el segundo problema, el dinero. Cierto es que nunca han andado sobrados pero al menos podían mantenerse, ahora con menos paga y cada vez más gastos, no le salen las cuentas. Y un montón de problemas más en los que prefiere no pensar de momento. Y luego está Bruno aunque no sea realmente un problema. Bruno es tan guapo y se porta tan bien con ella que no puede evitar que sea el dueño de gran parte de sus pensamientos, todo parece tan fácil con él a su lado… Ha oído hablar tanto del amor, no en su casa, claro, que ya no está segura de lo que es, de lo que se siente cuando te enamoras. Pero Bruno le hace sentirse como en una nube, sus abrazos son suficientes para evaporar los problemas, y cuando ese abrazo se acaba, ella se queda con ganas de más, de más abrazos, de más caricias de más besos como aquel. Todavía no se explica cómo pasó, ni cómo un roce tan leve pudo despertar en ella tantas sensaciones, algunas de ellas totalmente nuevas. Y en estos pensamientos, se queda dormida.

 

 

 

 

 
-Nada, no sé nada.
-¿No te ha contado nada?
-No, ¿qué tenía que contarme?
-No, si no dice nada, yo no hablo que luego la preparo.
-No me puedes dejar así, ¿qué pasa?
-Es sobre su familia.
-Cuéntamelo todo.
-Su hermano.
-¿Qué ha pasado?
-Ya he dicho demasiado.
-¡Valen! O hablas o te mato.
-No…
-Dímelo
-Me va a matar.
-Y si no lo hago yo. Habla.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Otro amor


-¿Lía? ¿Cómo estás?
-Bien, todo lo bien que se puede estar en mi situación.
-Yo… lo siento mucho, debería haberme alejado cuando me llamó Valen.
-No es culpa tuya, no lo sabías.
-Pero me siento mal.
-No tienes por qué, eres una gran amiga apoyándome ahora. Gracias, por estar ahí.
-Entonces, estás bien, ¿no?
-Perfect.
-Vale, me quedo más tranquila. Cuídate. Quedamos un día de estos y me cuentas.
-OK.

Lía vuelve a dejar el móvil sobre la mesilla. Y se da media vuelta en la cama. A su lado está el compañero de piso de su prima. Ella se acerca más y se deja rodear por sus brazos, apoya la cabeza en su pecho depilado y juega con uno de sus preciosos rizos rubios. Hacía mucho tiempo que no se sentía tan bien como en este momento, entre los brazos de ese chico que le ha hecho perder tanto y a la vez ganar mucho. La culpabilidad ya se ha borrado totalmente de su mente, ahora ya le da igual lo que Sergio haga o deje de hacer, si se lía o no con otras tías, lo único que le importa, o mejor dicho, el único que le importa es el que está ahora mismo a su lado.

-Entonces, si has dejado a tu novio ahora estás libre, ¿no?
-Exacto.
-Y ¿te importaría entrar en otra relación?
-Contigo no. I love you , darling.
-¿Puedo considerarte mi novia?
-Debes hacerlo, my love. Pero no se lo digas a Valen, no se lo tomará bien.
-No se va a enterar.

 

 

Valentina se despierta pronto. Es martes pero no le apetece levantarse para ir a la academia. Y menos aún cruzarse con su prima en el desayuno. Lleva evitándola desde que ella se acostase con Ricky, empresa harto complicada teniendo en cuenta que viven en la misma casa. Hasta hoy ha sido ella la que se ha quedado en su cuarto o se ha ido sin desayunar para no verla, pero no quiere seguir así. Esta es su casa no la de Lía. Están solas en casa, Tania ha salido pronto y acaba de oír a Ricky cerrar la puerta. Sale de su habitación y va a la cocina. Allí está su prima.

-Buenos días.
-Si tú lo dices…
-Tenemos que arreglarlo, Valen, no podemos estar así.
-Haberlo pensado antes de hacer lo que hiciste.
-Perdóname, yo ya he perdonado que me llamases zorra.
-No.
-¿Tanto te molesta que me tirase a Rick?
-Pues sí, joder es mi amigo, mi compañero de piso y…primero le ruegas a Sergio que no te deje y luego estás tan feliz. No te entiendo.
-Prométeme que si te lo cuento no te vas a enfadar.
-Habla.
-Estoy saliendo con él, con Ricky.
-¡¿Qué?!  Te has vuelto loca. No te deja uno y ya estás con otro
-Sí, es que no puedo resistirme, está tan bueno…no te lo hemos dicho para no hacerte daño.
-Pues me molesta. Y mucho. Te invito a mi casa y te lías con mi compañero.
-¿De verdad es eso lo que tanto te molesta? ¿No es que te gusta y nunca te has atrevido a decirle nada? 

Valentina tarda en contestar.
-No te montes telenovelas, no soy yo la que se encapricha de todo el tío que ve.
-¿Creía que intentábamos arreglar las cosas?
-No, tú lo intentabas.
-Como quieras, girl- contesta su prima cogiendo la mochila del suelo y saliendo de casa.

Valen se sienta en una silla y llama a Azi. Necesita hablar con ella, saber que, al menos ella, le apoya. Pero no lo coge, así que se levanta de la silla, coge un par de galletas del paquete que está sobre la mesa y se marcha.
Su prima tiene razón, le gustaba Ricky, mucho, empezó a fijarse en él hace unos meses. Era tan perfecto que no pensaba que alguien pudiese gustarle más que él, con sus ricitos, su mirada, sus labios… Pero se equivocaba, ha aparecido alguien que ha hecho que su corazón se revolucione.

jueves, 25 de julio de 2013

Se acabó


-Joder, ¿y ahora qué voy a hacer?
-Pues apechugar, tú te has tirado al rizos así que ajo y agua. No pensarías que ibas a poder tener a los dos, ¿no?
-Pero yo no quiero perder a Sergio, yo le quiero.
-Pues haberlo pensado antes.
-Joe, prima, que poco colaboradora estás hoy. ¿Por qué te molesta tanto?
-Porque no me gustan las infidelidades.
-¿Sólo eso?
-Y que Sergio no se lo merecía.
-Si es que…no quiero que me deje. No se lo cuentes porfi.
-Tarde.
-¿Ya se lo has dicho?
-No, yo sólo llamé a Azi para contárselo pero estaba con los chicos y se enteraron.
-¿Eres subnormal? Joder, ya lo he perdido y es por tu culpa.
-Perdona, pero no soy yo la que se ha metido en otra cama para ponerle unos cuernos de aquí a Sevilla. ¡Zorra!
-¡¿Qué me has llamado?! Creía que eras mi amiga, ¡eres mi prima! Creí que al menos tú me
apoyarías.
-No, bonita, tú te…

El timbre interrumpe a Valentina. Se levanta y abre la puerta. Es Sergio.
-Ahí la tienes. Yo me piro.
-Bruno está abajo.
-Vale.

La chica coge su chaqueta y sale. Él avanza por el pasillo hasta llegar al salón donde su todavía novia está esperándole.
-Lo siento. Es que…
-No quiero excusas. Ya no quiero nada de ti.
-No, no digas eso. Yo te quiero.
-Ya no me vale, ni siquiera fuiste capaz de decirme que habías venido a vivir aquí. Y ahora entiendo perfectamente por qué.
-Te lo iba a decir, pero se me pasó. Perdóname, please. No puedo vivir sin ti. Fue culpa suya, él me embaucó y…
-Dos no se lían si uno no quiere y tú querías. Además, Lía, ya llevábamos mal mucho tiempo. Se acabó.
-No, quédate y te lo cuento todo tranquilamente.
-No, no quiero saberlo y me están esperando abajo. Adiós, Lía.
-No me llames así, llámame Rosi o Ros o Rosalía, me da igual, pero no me abandones. Te necesito, amor.
-Se acabó- Sergio se va dejando a Lía llorando sobre la alfombra roja.
-¿Tienes novio?
-Ya no, le he dejado por ti, cari-dice secándose las lágrimas de las mejillas-. Tenía que fingir. I love you, Rick.
-Eres una caja de sorpresas.
-O de bombones.

domingo, 14 de julio de 2013

Y tan feliz


Vueltas y más vueltas. No consigue conciliar el sueño. Se incorpora y enciende la luz. Su móvil, sobre la mesilla, parece mirarla. Se siente culpable. Culpable por perderse en otros ojos, por soñar con otros labios, por pensar en otros besos, por escuchar otra voz en su cabeza. Porque si no duerme
esta noche no es porque extrañe su cama sino porque está pensando en otro que no es él. ¿Cómo puede siquiera pensar en ese chico tan atractivo, en sus labios tiernos y rojos, en sus ojos brillantes, en sus manos suaves, en sus mejillas ruborizadas, en su voz dulce y melodiosa, en su cuerpo atlético…? No, tiene que sacarle de ahí pero ya. El problema es que ya es tarde, tal vez demasiado.

 

 

 
¿Qué habrá querido decir? ¿Una locura? ¿Por qué le asustaba tanto la idea de ser su hermano? ¿Tan mala es como hermana? ¿O es que no la quiere solo como hermana o amiga? No, imposible: ¿cómo va a fijarse Bruno en una chica como ella? ¿Entonces? No es mala hermana, ¿no? Dani parece feliz. Y ese es otro problema: Dani sigue bajo la tutela de su padre y ahora que ella es mayor de edad va a hacer todo lo posible para que eso cambie. Va a hablar  con ese hombre cuanto antes. Ella es la que siempre se ha ocupado de su hermano y ahora quiere hacerlo de forma oficial.  Aunque si su padre se resiste necesitará un abogado y para contratarle dinero y no será fácil obtenerlo. Antes no era complicado conseguir un trabajo como camarera en cualquier bar del barrio pero ahora la cosa está más difícil con no sé cuántos millones de parados. Además con el aumento de impuestos de luz y gas y todo eso, cada vez les cuesta más llegar a fin de mes y si contamos con que a partir de ahora su padre sólo va a pagar la parte de su hermano, el futuro se ve cada vez más negro. Y la verdad es que sus sentimientos pasan a un segundo plano, es mejor dejarlos apartados por lo menos por ahora.

 

 

-¿Que ha hecho qué? ¿Se ha largao de casa de sus padres?
-Sí. Valen me lo dijo.
-No es para tanto, ¿no?-interviene Bruno.- Ya es mayorcita.
-Si no es eso, lo que me jode es que no me haya dicho nada. Creía que siendo su novio me merecía esa información pero parece que no.
-No te pongas así, seguro que te lo iba a decir, se le habrá pasado- Azahara intenta defender a su amiga aunque comparte la opinión de Sergio.
-¿Sí? ¿Y cuándo me lo iba a decir? Ya han pasado tres días, a mí parece suficiente.

El móvil de la chica empieza a sonar en su bolsillo. Es Valentina. Es viernes y a estas horas suele estar en la academia de baile. Azahara se extraña pero aun así responde a la llamada.

-Menos mal que lo has cogido, necesitaba hablar contigo.
-Pero ¿no deberías estar bailando?
-No, hoy no tengo clase. Además tengo que contarte algo porque si no exploto.
-Claro, dime.
-Es Lía. No sé cómo ha podido ser capaz.
-¿De qué?
-De traicionarle así.
-¿A quién? ¿Podrías ser más explícita, por favor?
-¡Se ha liado con Ricky!- chilla Valen-. ¿Te ha quedado claro ahora?
-A mí sí y a Sergio también. Estoy con él y con Bruno y te acaban de oír.
-Me da igual, tenía que enterarse del tipo de novia que tiene. Además, lo iba a acabar sabiendo tarde o temprano. Mejor así. Tenía que saber que su novia es un putón.
-¡Valen! Que es tu prima.
-Y un putón. Si no, ¿por qué se liaría con otro que no es su novio? Te dejo que tengo cosas que hacer, ya hablaremos. Un beso.

Azahara cuelga y mira a los chicos. Sergio no parece tan molesto con la noticia como ella había previsto. Bruno, en cambio, parece estar algo más consternado.  
-¿Estás bien? Tío, ¿estás sonriendo?- le pregunta incrédulo a su amigo.
-Nuestra relación no iba bien desde hacía tiempo y ahora tengo la excusa perfecta para acabar con ella.
-¿Y ya está? ¿No vas a cabrearte ni a subirte por las paredes ni a romper nada ni a romperle la nariz a ese tío? ¡Te acaban de poner los cuernos!-le dice la joven-. ¿No vas a hacer nada?
-Sí, voy a ir a decirle que se ha acabado.
-Cada día os entiendo menos, de verdad, una semana os matáis por una tía y al día siguiente sonreís cuando os pone los cuernos. Luego somos nosotras a las que no se nos entiende. Mejor me voy, tengo que ir a visitar a mi abuela, ya me contaréis cómo acaba esto. Adiós, chicos.

Azahara se marcha de la casa de Bruno. Los chicos permanecen sentados en el sofá. Bruno intentando explicarse cómo puede darle igual a su amigo que su novia desde hace once meses le haya sido infiel.

-De verdad, ¿no te importa?
-Llevaba buscando una excusa para dejarla desde que conocí a Azi.
-¿Todo es por Azi? Ya te dije que no quería novio, que ella está mejor así.
-Pero yo no. Además que si no quiere novio es porque no me ha visto como una posibilidad.
-Ya, será por eso. Es tu último capricho, ¿no? ¿Cuánto vas a tardar en cansarte de ella y dejarla tirada como vas a hacer ahora con Lía? No, no vas a hacer eso con Azi, no voy a dejar que le hagas daño.
-¿Qué? Yo no voy a hacerle daño. Además ¿a ti que más te da que salga con ella? ¿Te mola?
-No, para nada. Yo sólo la quiero como amiga pero no voy a dejar que nadie le haga daño así que piénsatelo dos veces antes de hacer algo de lo que puedas arrepentirte.
-Te has vuelto muy sobreprotector con ella, ni que fuera tu hermana.
-Ya.

sábado, 6 de julio de 2013

HERMANOS?!!


-Llegas un poquito tarde, ¿no?
-Tonterías. Llego a tiempo. ¿Dónde tienes la escoba?
-Aquí. ¿No la ves?
-Es que ando algo despistao hoy.
-¿Hoy?
-¡Qué graciosa, Azi! Seguro que no te hace tanta gracia cuando sepas por qué llego tarde.
-¿Qué ha pasado?- su tono se vuelve más serio.
-Es Hugo.
-¿Qué le ha pasado?
-Se ha caído por las escaleras. Iba borracho como una cuba y …catapum. Es que es gilipollas, de verdad. Él no solía ser así. No se había pillado una así desde…yo qué sé cuándo.
-¿Y por qué ahora?
-Porque le ha dejado su novia. Pero ya podía haberse atiborrado a helado como en las pelis y no a alcohol.
-Pero ¿ha sido grave?
-Poco para lo tenía que haber sido. Sólo se ha fracturado la tibia. Ya ha salido del hospital.
-Menos mal.
-Sí.
-¿Sabes qué? Que vamos a dejar la limpieza y nos vamos a tumbar en el sofá y a comer algo mientras hablamos. Tienes que animarte y ya. ¿Qué quieres comer? ¿Un helado? ¿De chocolate? Perfecto.

Azahara vuelve con dos helados y se sienta en el sofá junto a Bruno.
-¿Has hablado con Sergio?
-No, ¿por qué?
-Porque Lía se ha ido a vivir con Valen y sus compañeros de piso y no creo que le haga mucha gracia.
-¿Por qué se ha ido?
-Está harta de sus padres, ya sabes cómo es. Pero lo que no entiendo es que le hayan dejado irse. Es de mi edad, ¿no?
-Sí, pero ya ha cumplido los dieciocho.
-¿Cuándo?
-Como se nota que no la conoces. Ella siempre tiene que ser la primera en todo, incluso en su cumple: es el 1 de enero.
-Ah. Aun así, ¿se puede largar y volver cuando quiera?
-Sí, es un poquillo consentida. Pero deja de hablar de ella, sólo la hará más creída. ¿Por qué no me cuentas cómo acabó la fiesta?
-¿La fiesta? Cuando te fuiste sólo quedaba mi abuela.
-¿Y no se puede hacer una fiesta con la abuela? Las abuelas tienen mucha energía aunque no lo parezca. ¿Y qué hicisteis?-Bruno va volviendo a ser él mismo.
-Hablar.
-Pues vaya. Yo que quería que me contases algo interesante.
-Hablamos de mi madre y de tu padre, de lo que nos contó.
-¿Lo negó?
-No. Pero no era eso lo…lo que más me interesaba.
-¿De qué hablas, Azi?
-En la carta que tenía tu padre mi madre decía que se casó embarazada de él. Y mi madre se casó en agosto. Sí, ocho meses antes de mi cumple.
-¡¿Qué?! Entonces tú y yo seríamos…tú y yo ¿somos hermanos?- cualquier resto de sonrisa que hubiese en la cara del chico se borran por completo. Sólo pensar que Azahara sea su hermana hace que se sienta peor que atropellado por un tren o aplastado por miles de personas. Lo que ella le hace sentir va más allá del amor de hermanos-. ¿Y qué te dijo?

Antes de que la chica pueda contestarle aparece Dani.
-¡Bruno! ¿Qué haces aquí?
-Nada, hablar con tu hermana.
-¿De qué habláis?
-De…
-De Lía- le corta Azahara dirigiéndole una mirada a su amigo para que se calle.

Parece que el tema de conversación no convence al niño que se va dejándolos solos de nuevo. Pero esa espera, aunque  corta, ha hecho que Bruno se ponga cada vez más nervioso.
-¿Ibas a decírselo?
-¿Por qué no?
-Porque no. No tiene que enterarse.
-¿Y yo? ¿Puedo saberlo? ¿Somos hermanos?
-No.

El joven resopla aliviado y suelta una risita.

-¿Te imaginas? ¿Tú y yo hermanos? ¡Qué locura!

Azahara le mira sonriente aunque no sabe muy bien como tomarse que él se alegre de no ser su hermano.

martes, 25 de junio de 2013

Ricitos


-Valen, estoy hasta los cojones de mis padres. Me están volviendo loca que si “haz esto”, “haz lo otro”, “recoge tu cuarto”, “la faldita más larga”, “friega”, “vuelves a las doce”… No les aguanto ni un minuto más. Ayúdame, please.
-Pero ¿qué quieres que haga yo?
-Sacarme de aquí. ¿En tu piso no tenéis alguna habitación libre?
-Sí, pero creo que te olvidas de que no vivo sola.
-Ya, pero necesito salir de esta casa y no tengo money para un piso. No será para mucho tiempo, mis padres se darán cuenta de que me necesitan y me rogarán que vuelva. Por favor, Valen, habla con tus compañeros.
-Vale, pero no te prometo nada.
-¡Gracias! ¿Te he dicho alguna vez que te quiero? Pues lo retiro. ¡Te adoro!
-No te alegres tanto que no lo has conseguido todavía. Voy a preguntárselo, luego te llamo.
-OK.

Valentina se reúne con sus dos compañeros de piso para hablarles de la petición de su prima. Ellos aceptan y en dos horas aparece Lía con una gran maleta rosa chicle.

-Hola, Valen. Muchísimas gracias.
-No me las des a mí. Anda, entra y te los presento. Esta es Tania y este es Alberto. Chicos esta es mi prima Lía.

Lía le dedica primero una sonrisa a la chica para pasar a centrarse sólo en él. Alberto es un chico ni alto ni bajo, ni gordo ni delgado. Su cabello espeso y rizado de un tono casi rubio le cae hasta la mitad del cuello. Su cuello, tan pálido como el resto de la piel conduce a unos hombros anchos  y un tronco cubierto por una amplia camiseta roja tras la que Lía ya puede imaginar una buena tableta de chocolate. Sus brazos son fuertes y sus manos grandes, perfectos para jugar al balonmano, deporte que practica desde hace años según le ha contado Valen.

Las chicas y Alberto siguen hablando pero Lía no está escuchándolos, se ha quedado hipnotizada por los ojos verdosos del joven.
-¿Lía? ¿Estás bien?

De repente sale del hechizo. Es él quien le está hablando con esos labios tan carnosos. Y están solos, ni siquiera se ha enterado de que su prima y la otra chica se han ido.

-Sí, sí, perfectamente.
-Menos mal, ya me habías asustado. ¿Te enseño tu habitación?
-Claro, Alberto.
-Puedes llamarme Ricky si quieres.
-¿Ricky?
-Sí, me llaman así.
-¿Por qué?
-Por mis rizos. Un colega dijo que le recordaba a Ricitos de oro y por eso me empezaron a llamar Ricky.
-Me encanta Ricky, sí. Y juegas al balonmano o algo así, ¿no?

sábado, 15 de junio de 2013

La fiesta


Cuatro menos cinco de la tarde. Azahara escucha música tumbada en el sofá. Suena el timbre. ¿Quién será a estas horas? Se levanta y abre. Su prima Irina aparece ante sus ojos.

-Cualquiera diría que has visto un fantasma, prima.
-No te esperaba.
-Dije que vendría. ¿No has leído mi mensaje, el de esta mañana?
-Sí, pero es muy pronto.
-No, es la hora perfecta para que tú y yo nos vayamos de tiendas.
-No me apete…
-No acepto un no por respuesta así que te arreglas y nos vamos. No te preocupes por la cartera, pago yo.
-Eso sí que no.
-Será tu regalo de cumple. Ah, por cierto, felicidades.
Azahara resopla.
-Voy a prepararme.

Está en su habitación buscando una chaqueta que combine con su nueva camiseta cuando cree oír el timbre. Ya está preparada, sale de su habitación y se reúne con su prima.
-¿Han llamado? Me ha parecido oír el timbre.
-Yo no he oído nada. Anda, vámonos.

Hasta que no han pasado un par de minutos desde que se cerrase la puerta, Bruno no sale de la habitación de Dani. Sergio y Lía no tardan en aparecer y la casa empieza a adquirir un toque más festivo.

 

Azahara va sentada junto a su prima en el autobús. Siente cómo la mirada de la anciana que acaba de entrar se fija en ella, en ese vestido que su prima ha insistido en que se comprase y se llevase puesto. Es bonito pero demasiado fresco para un día como este, en la calle no deben de superarse los doce grados. La señora sigue mirándola así que ella le dedica una sonrisa y se pone a mirar por la ventanilla. Al llegar a su parada y bajarse del bus se tropieza y de no ser porque Irina la ha cogido del brazo se hubiese caído. Son esos malditos tacones que “no podemos dejar en la tienda con lo bien que te quedan”  y que “quedan perfectos con el vestido”. Tiene que reconocer que andar con tacones no es lo suyo a pesar que Lía le haya prácticamente obligado a usarlos últimamente. Irina parece divertirse con la situación.

-¿Por qué te ríes? No es gracioso.
-Tú eres graciosa.
-¿Yo?
-Sí, porque parece que te diese miedo andar. No se van a romper.
-Sí que se rompen, lo vi en una peli el otro día.
-Ya, y yo he visto Crepúsculo y no por eso creo que los vampiros existan.
-Es distinto- la joven se baja un poco el vestido ante la mirada reprobatoria de otra señora-. Otra vieja mirándome. Debo parecer un payaso.
-¡Qué va! Estás muy guapa. Además ya no te van a mirar más viejas, ya llegamos.

Mientras suben en el ascensor Azahara observa su reflejo. No tiene tan mal aspecto después de todo.
-Te falta algo de maquillaje- le dice  su prima sacando del bolso una esponja con maquillaje y extendiéndoselo a base de golpecitos-. Y un poco de pintalabios. Ves, ya estás perfecta.
Azahara vuelve a mirarse en el espejo y, sí, su prima tiene razón, se la ve distinta y mucho más guapa, aunque esté mal que ella misma lo piense. Y aprovechando la distracción de su prima, Irina coge el móvil y le manda un whatsapp  a Dani para avisarle de que están llegando. Llegan a su piso, el noveno, y salen del ascensor. Azahara abre la puerta del apartamento y un “felicidades” gritado a coro le sorprende. Están todos: su hermano, su abuela, sus primos, primas, tíos, tías, Sergio, Lía y Bruno. Y algo le dice que esta fiesta es idea de este último.

-Anda, entra, no te quedes ahí- la empuja Irina.
-No me lo puedo creer, ¿todo esto es por mí?
-¿Por quién si no?
-Gracias, de verdad.
-¡Qué empiece la fiesta!-grita Bruno.

Azahara va saludando uno a uno a todos los invitados hasta llegar a Sergio y Lía que están sentados en uno de los sofás con una chica a la que no reconoce.
-Chicos, está genial. Me encanta cómo habéis dejado la casa.
-Lo sé, es cosa mía, no podía dejarlo en manos de estos dos, ya los conoces- Lía se da cuenta de que su amiga está intentando averiguar quién es la chica que está a su lado-. Esta es mi prima Valen, ¿te acuerda de que te dije que quería presentártela? No te importa que la haya traído, ¿no?
-Claro que no. Encantada de conocerte, Valen.
-Lo mismo digo. Mi prima me ha hablado muy bien de ti.
-Hoy estás guapísima, Azi. Deberías ponerte vestidos más a menudo.
-No sé, Lía. Os dejo que me están llamando.

Coge el móvil. ¿Bruno? ¿Por qué la está llamando? Lo busca con la mirada por el salón pero no lo ve y pasa a la cocina. Ahí está.
-Bruno.
-Por fin te dignas a saludarme.
-¿Por qué me has llamado?
-Porque Lía es muy acaparadora y yo también quiero que me agradezcas la fiesta.
-Ha sido idea tuya, ¿verdad?
-Pues sí.
-Gracias, Bruno. Eres el mejor.
-¡Eh! No me copies mis frases.
-Es que es verdad, no habría podido imaginar un cumpleaños mejor.
-Exageras pero gracias. Por cierto, estás preciosa hoy. Te sienta muy bien ese vestido y cada día te manejas mejor con los tacones- se ríe.
-¿Te burlas de mí? Pruébatelos tú a ver cómo andas.
-Mejor que tú. Mi hermano y yo jugábamos a ponernos los tacones de mi madre cuando éramos pequeños.
-¿En serio? De ti me lo creo pero ¿Hugo?
-Es casi tan infantil como yo, créeme. Pero dejemos de hablar de mi hermano y de mí que hoy es tu día. ¿Te apetece que empecemos ya con la tarta y los regalos?
-¿Habéis traído tarta y regalos?
-Claro, ¿dónde has visto tú un cumpleaños sin tarta ni regalos? Anda, vete al salón que ahora lo llevo todo.

Una tarta de nata y chocolate de tamaño XXL.
-Te va a quedar tarta para otros dieciocho cumpleaños- se burla su tío.

Dieciocho velas con trampa, de esas que no se apagan y una mirada asesina a Bruno por gracioso. Unos cuantos regalos consistentes en un sobre con dinero, un portátil de parte de la familia de Irina y llega el turno de sus amigos.
-Te aviso de que comparado con el portátil lo nuestro es una mierda- le advierte Sergio.
-¡No digas eso!-le riñe su novia-Lo que pasa es que nuestro regalo es distinto, está hecho con el corazón.
-Anda, dáselo.

Azahara coge el paquete que Lía le ofrece. A primera vista puede parecer un libro bastante grande. Quita la primera capa de papel de regalo y se encuentra con otra. Y otra. Y muchas más. A medida que el tamaño del regalo disminuye también lo hace su paciencia.

-Como no haya nada…
-¿No me creerás capaz de algo así?-bromea Bruno-. Yo nunca haría eso.

Al fin consigue desenvolverlo del todo. Es un diario, pero no uno cualquiera, está personalizado con fotos de los cuatro y una de Valen.
-Es precioso.

-No tanto como su dueña- murmura Bruno. Sergio le da un codazo. Parece que nadie más ha oído su comentario-. Y para que puedas abrirlo siempre…

Bruno le entrega un pequeño paquetito. Este no tiene mil capas de papel así que Azahara lo abre sin problemas. Es una pulsera con adornos que cuelgan, uno de ellos es una pequeña llave que abre el diario.
-Gracias, chicos, me encanta.

La fiesta sigue su curso y a medida que la tarde avanza los invitados se van marchando hasta que sólo quedan la abuela y una promesa de Bruno de venir mañana para ayudarla a limpiar.
-Ese muchacho es un tesoro.
-Sí.
-Pero he echado de menos a Ainara. Sí, lo sé, ya no te habla.
-Ni siquiera me ha llamado para felicitarme.
-Tú también la echas de menos.
-Claro, ha sido como mi hermana siempre y ahora no está. Pero no quiero hablar de ella.
-Entonces cuéntame eso que te reconcome desde hace meses y no te has atrevido a contarme.
-¿Qué?
-No te hagas la tonta conmigo que sabes perfectamente de lo que hablo, niña, eso que querías contarme un día que viniste a verme pero no te atreviste y me contaste una milonga sobre tu hermano.
-No es nada, de verdad, abu.
-Yo no me voy de aquí hasta que salga por esa boquita y no intentes mentirme porque sabes que lo sabré.
-Es que…no
-Si es por Dani, no te preocupes, no se va a enterar.
-Vale. Verás…joder, ¡qué difícil es esto!
-Sin tacos, señorita.
-Perdón. Pues verás, el padre de Bruno…resulta que conocía a mamá. Estuvo saliendo con ella pero no les dejasteis y mamá acabó casándose con mi padre.
-¿El padre de Bruno? ¿Cómo se llama?
-¡Ay! No sé.
-¿Y el apellido?
-Fernández, creo.
-Ah, sí, ya sé de quién hablas, un buen muchacho sin duda. Pero no es eso a lo que das tantas vueltas, ¿me equivoco?
-No, ese hombre me enseñó una carta de mamá que le dieron cuando ella murió. Y ella decía…
-Dímelo, cariño, no tengas miedo.
-Que cuando se casó estaba embarazada de él. Y mamá se casó ocho meses antes de que yo naciera.
-¿Si eres hija de ese hombre? ¿Ese es tu miedo? Pues no, hija. Tu madre perdió ese bebé. Creo que nunca llegó a superarlo, le habría encantado poder tener un hijo del amor de su vida.
-Pero no me salen las cuentas.
-Tú eras sietemesina al nacer, cariño.
-Eso lo explica todo. Pero, ¿por qué nunca me lo has contado? Nunca me hablas de mamá, ¿por qué?
-No lo sé, creo que me avergüenzo de mi comportamiento con ella, a veces pienso que si Diana no logró ser una buena madre con vosotros es porque yo no lo fui con ella. Y aunque me cueste reconocerlo todavía no lo he superado del todo, no puedo negar que ella era mi favorita y si ya es duro perder a un hijo, imagínate.
-Lo siento, no sabía…
-Tenías que preguntar, yo en tu lugar hubiese hecho lo mismo. Y tampoco me perdonaré haberla  separado de aquel hombre, el padre de tu amigo, ella nunca me lo perdonó y eso es lo que más me duele.
-Seguro que sí te perdonó y si no, yo te perdono por ella. Pero cuéntame algo más de ella, por favor.
-Tu madre era tan guapa como tú y tenía un carácter tan parecido al tuyo… Cuando era pequeña decía que quería convertirse en la mejor médica de la historia y que no se iba a enamorar, que los chicos eran unos burros y que eran muy feos. Imagínate a una niña de unos ocho años diciendo eso. Diana no era una niña que soñase con encontrar a su príncipe azul y vivir como una princesita en su castillo, no. Le encantaba ser el centro de atención, eso sí. Fue creciendo y convirtiéndose en una joven preciosa y, claro, la idea de enamorarse ya no le parecía tan mala. Y cuando encontró a su príncipe azul desterró completamente la idea de vivir sola. Era tan feliz con él pero… su padre no lo quería y los padres de él tampoco así que nos aliamos y los separamos. En ese momento tu madre cambió su carácter, que se volvió más agrio, no nos dirigió la palabra durante años y se casó con ese hombre que os hizo tan infelices. El resto ya lo conoces.