jueves, 28 de febrero de 2013

Una tarde de cine

Bruno la espera con una gran sonrisa.
-Hola, ¿qué tal?
-Bien, ¿y tú?
-Ahora mejor. Necesitaba salir de casa y no se me ha ocurrido nadie mejor que tú para acompañarme.

Los dos juntos pero separados por una prudente distancia llegan al portal y salen a la calle. Allí el viento hace que la sensación térmica sea de bajo cero a pesar de que el termómetro de la farmacia de enfrente marque cinco grados.

-¿Y cómo sabías mi teléfono? ¿Y mi piso?
-Me lo dijo tu amiga.
-Debí haberlo imaginado. Se va a enterar cuando la pille.
-No le hagas nada, fui yo quien preguntó, ella sólo respondió a mis preguntas.
-¿Adonde vamos?- pregunta ella al girar por una calle que apenas conoce.
-He pensado en llevarte al cine, ¿te parece mal?
-No, pero yo pago mi parte.
-No, no, voy a invitarte.
-No puedes hacer eso.
-Te lo debo, después de haberme hecho ganar ese concurso.
-Yo no hice nada.
-Da igual. Te voy a invitar y punto.
-¿Y qué peli vamos a ver?
-Ninguna que conozcas. Vamos a un cine algo especial.
-¿Cómo que especial?
-Especial. En él no ponen películas taquilleras ni nada de eso sino que son pelis caseras por llamarlas de algún modo. Pero estoy seguro de que te encantará.
-Entonces ya me puedo ir olvidando de Mario Casas, ¿no?
-Exactamente. Ven, es por aquí.

Giran hacia la derecha y entran por una puerta de lo que podría ser un local de adolescentes. Dentro está bastante oscuro, Azahara apenas puede ver el abrigo blanco de Bruno. Él la conduce por un estrecho pasillo hasta llegar a una puerta. Al abrirla, se internan en una amplia sala con varias filas de butacas y una gran pantalla. Sí que tiene pinta de sala de cine pero es bastante más pequeña que las que Azahara ha visto. La sala está vacía.

-¿Por qué no hay nadie?
-No muchos conocen la existencia de este lugar, además esta es una sesión privada, sólo para nosotros.
-¿De verdad?
-Sí, ¿prefieres primera fila o algo más centrado?
-La verdad es que me da igual. Pero ¿en primera se ve bien?
-Perfectamente.
-Pues en primera, nunca he visto una peli en primera fila.
-Venga vamos que va a empezar.
-¿No era una sesión privada? ¿No debería empezar cuando nosotros quisiéramos?
-No sé, aquí no funciona así, así que coge asiento.
Las pocas luces que hay se van apagando.
-Huy, se me ha olvidado, ¿quieres palomitas?
-Sí, gracias.
-Voy a por ellas, tú quédate viendo la peli.

Además de palomitas Bruno trae gominolas y un par de refrescos. Azahara no esperaba ver una gran película pero le sorprendió la calidad de Ni un minuto más. La película relata la historia de una joven maltratada por su novio que acaba denunciándole. Cuando la peli acaba, ambos se levantan de sus butacas.
-Ha sido increíble.
-Te dije que te encantaría. Y, ¿sabes lo mejor? Vas a tener el placer de conocer a su director.
-¿De verdad? ¿No me estarás tomando el pelo?
-Bruno nunca bromea con esas cosas- dice una voz desconocida pero que tiene algo que, a Azahara, le resulta familiar.
-Y este es el director- le comunica Bruno.

¡Eso es! La voz del desconocido le recuerda a Bruno. Y cuando de entre las butacas surge un joven, ella reafirma su opinión. Se parece bastante a Bruno, tiene los mismos ojos, el mismo pelo aunque lo lleva algo más largo, tiene los mismos rasgos y comparte con él esa belleza tan especial. Pero este nuevo chico parece más mayor, más maduro, y es más musculoso y más alto.

-¿Es tu hermano?
-Sí. Azahara te presento a Hugo.
-Encantada.
-El placer es mío- contesta  Hugo, se acerca a la chica y le da dos besos-. Así que tú eres la famosa chica que consiguió que éste ganase el concurso.
-Yo no hice nada.
-Bueno, Bruno no dice lo mismo. ¿Te ha gustado la película?
-Me ha encantado, es buenísima.
-No tanto.
-¿Bromeas? Es bastante mejor que muchas de las películas que se hacen ahora, lo digo en serio.
-Gracias.
-Esta conversación es muy interesante pero creo que tendríamos que irnos ya.-interviene Bruno.
-Sí, ya es tarde, pero ¿puedo ir antes al baño?
-Claro, la primera puerta a la derecha.

Azahara los deja solos.
-Es muy guapa. Tienes buen gusto, hermanito.
-No es mi novia, es sólo una amiga, ¿vale?
-Entonces, ¿está libre?
-Sí, eso creo.
-Pero ¿de verdad que no te gusta ni un poquito?
-Que no, pesado. Y cállate que nos va a oír.

Azahara vuelve y después de despedirse de Hugo se marcha con Bruno.
-¿Qué edad tiene tu hermano?
-Diecinueve.
-Parece más mayor.
-Sí.
El resto del trayecto hasta el portal de Azahara lo hacen en silencio. En el portal, se paran.
-¿Lo has pasado bien?
-Muy bien.
-Ya quedaremos algún día más, ¿no?
-Sí.
-Hasta otro día.
-Adiós, Bruno.

El joven se va y ella entra en su casa. Está cansada y no piensa en otra cosa que no sea dormir pero en el camino hacia su habitación se encuentra con Irina y ya sabe que le espera un interrogatorio.   
-¿Qué horas son estas, jovencita?
-Pues, las diez y media. ¿Y tú te has convertido ahora en mi madre o qué?
-No te pongas así, era una broma. Pero me lo tienes que contar todo, ¿eh?
-¿No puedes esperar a mañana? Estoy cansada.
-No.
-Irina, por favor.
-Venga, Azi, no seas así. Cuéntamelo, porfa, porfa…
-Vale.
-¿Adonde habéis ido?
-Al cine, bueno a un cine algo raro y hemos visto una peli que había hecho su hermano y luego me  ha presentado a su hermano.
-¿Y cómo es?
-Muy guapo, se parece bastante a Bruno. Y luego hemos vuelto a casa. Fin de la historia.
Antes de que su prima pueda preguntar algo más, Azahara se va a su habitación.

jueves, 21 de febrero de 2013

Nuevos inquilinos


Irina y su novio se instalan en el apartamento a mediados de enero. Para celebrarlo deciden hacer una pequeña fiesta de pijamas que acaba con palomitas por todos lados y una almohada destrozada. Las chicas se encargan de limpiarlo todo mientras Dani ayuda a Leo a hacer la comida.  El joven ha resultado ser un magnífico cocinero y, la verdad sea dicha, los demás están encantados.

-¿Qué vamos a comer hoy?- pregunta Irina ataviada con un pañuelo en la cabezay un plumero en la mano.
-Merluza.
-¿Y de primero?
-Puré.
-No- se queja Dani.
-Hay que comer de todo, así que no protestes-le regaña Azahara-además si te portas bien te esperará un buen postre.
-¿Cuál?

Se oye el pitido de un móvil.
-El mío no es-dice Irina.
-El mío tampoco-responde Leo.
-Será el mío- Azahara deja un trapo con el que estaba limpiando el polvo y se va a su habitación. Mira su móvil y ve que ha recibido un mensaje. Al principio piensa que es de Ainara pero en la pantalla aparece un número que no tiene guardado en su lista. Abre el mensaje y lo lee: “Hola, ¿qué tal te va?” Azahara intentar pensar en alguien a quien le haya dado su número últimamente pero no encuentra a nadie. Deja el móvil y vuelve a la cocina.

-¿Quién era?- le pregunta su prima.
-Se han equivocado.  

Azahara lo deja correr pero a las cinco y cuarto de la tarde le llega otro mensaje del mismo número: “Azahara, ¿estás bien?” Definitivamente tiene que ser alguien que la conoce así que decide contestar: “¿Quién eres?” La respuesta no se hace esperar: “Ah, lo siento, se me ha olvidao que tú no tienes mi número, soy Bruno. ¿Te apetece quedar?” ¿Bruno? ¿Cómo había conseguido él su número? Azahara le contesta: “¿Cómo tienes mi número?” “Si vienes te lo cuento.” “Vale ¿a qué hora?” “Te paso a buscar en media hora, ¿estarás lista?” “Sí.”

-Irina, ven un momento.
-Sí, dime.
-Bruno me ha mandado un mensaje para ir a dar un a vuelta, no pasa nada, ¿verdad?
-¿Bruno? ¿Quién es Bruno?
-El chico del concurso, te hablé de él en navidad.
-Ah, sí, ya me acuerdo.
-He quedado con él, viene a por mí en media hora.
-Pues date prisa.
-¿Qué me pongo?
-No sé, cualquier cosa.

Veinticinco minutos después está lista. Además se ha puesto unos pendientes que le regalaron en navidad y que le encantan.

-¡Qué guapa!- le dice Irina.
-Gracias. Tú crees que voy bien.
-Sí- Irina empieza a reírse.
-¿Qué pasa?
-Que te gusta Bruno.
-No…
-Entonces, ¿por qué sales con él?
-¡No salgo con él! Sólo voy a dar una vuelta con él.
-Porque te gusta.
-No, porque no tiene amigos y porque me cae bien.
-Lo que tú digas, pero te gusta.
-¡Que no me gusta!
-Ya…
El timbre impide que Azahara tenga que contestar a su prima. Se despide de Dani y de Leo y abre la puerta.

viernes, 15 de febrero de 2013

Llega la navidad


Las navidades son una de las escasas ocasiones en las que Dani y Azahara tienen la oportunidad de pasar tiempo con su familia materna. Su abuela se negó rotundamente a dejar de ver a los niños, así que cada  24 de diciembre su abuela iba a su apartamento y los recogía para llevárselos a pasar todas las navidades en su casa. Y este año no ha sido una excepción. En cuanto llegan a casa de la abuela, se llenan de besos y abrazos. Primos, tíos, abuelos, novios de primos… en fin, que la casa está llena. Azahara no puede evitar que algunas lagrimillas recorran sus mejillas cuando ve a su prima, Irina. Irina es una joven rubia y de ojos azules, cristalinos, es alta y esbelta, pero, sin lugar a dudas, lo mejor de Irina es su enorme corazón. A pesar de ser adoptada, de uno de esos países del norte de Europa, está totalmente integrada en la familia y es uno de sus principales pilares, como la abuela. Para Azahara significa mucho, es como una hermana mayor y una amiga juntas, a ella puede contárselo todo y estar segura de que sus secretos están a salvo y además de ella obtiene todo el cariño y el consuelo que necesita. Dani también aprecia a su prima pero entre ellos no existe esa misma conexión que siente su hermana.
Azahara corre y abraza a su prima que la recibe entre sus brazos con una enorme sonrisa. El abrazo habría durado mucho más si Dani no hubiese estado allí con ellas. Irina se separa de su prima y se agacha para abrazar al pequeño. Al poco Dani las deja solas  y se va a jugar con sus primos.

-¿Has crecido? Te veo más alta, no sé.
-Creo que no pero quién sabe.
-Oye, Azi, ¿qué es eso de que has ganado un concurso de dibujo?
-¿Cómo lo sabes?
-Ah. Tengo ojos y oídos por todas partes.
-Ha sido Dani.
-Sí, me lo dijo cuando os llamé la última vez. Pero cuéntame, ¿cómo se te ocurrió presentarte?
-Fue Ainara.
-No sé por qué pero me lo imaginaba.
-Vio un dibujo mío y me dijo que participara en algún concurso y me apunté. Y ya ves, no salió tan mal. Pero estaba muerta de miedo, había un montón de gente y todos daban clases de dibujo. Además no gané por completo, empaté con Bruno.
-¿Bruno?
-Sí, estaba sentado en la misma mesa que yo y ganó dibujándome a mí.
-¿Y era guapo?
-¡Irina!
-¿Qué? Yo sólo preguntaba por si dentro de poco tengo un nuevo primo. Ah, eso me recuerda que tengo que presentarte a alguien.
-¿Tienes novio?
-Sí, está jugando  a la Play con los demás.
-¿Por qué no me has contado que tenías novio?
-¿Por qué no me has contado tú que te has enamorado de un chico?
-No me he enamorado de él.
-Pero te gusta.
-No.
-Un poquito.

Azahara no contesta. La verdad es que Bruno le parece muy guapo y le gusta cómo se siente cuando está con él pero eso no es estar enamorada ¿no? Por suerte un chico aparece por la entrada y le evita tener que contestar. Resulta ser el novio de Irina, Leo,  y la verdad es que su prima tiene buen gusto, aunque con ese cuerpo podría tener al mismísimo míster universo si se lo propusiese.

Antes de acostarse Azahara e Irina, que comparten habitación, hablan sobre Leo, sobre cómo una noche de junio Irina lo conoció en las fiestas de un pueblo, sobre cómo fueron enamorándose poco a poco y dándose cuenta de que eran el uno para el otro.

-Bueno, pues esa es nuestra historia.
-Pero ¿él no vive aquí?
-No, vive en su pueblo. Pero le gustaría poder estar aquí para verme más a menudo y poder estudiar.
-¿Qué le gustaría estudiar?
-Medicina. Pero no tiene dinero para alquilar un apartamento y menos para comprar uno y yo no puedo hacerle un hueco en mi casa, ya somos demasiados. Por eso quería pedirte un favorcito.
-Claro, pídeme lo que quieras.
-¿Podrías acogerle en tu apartamento? Os sobra una habitación y él os ayudaría con la casa.
-No creo que a mi padre le haga gracia.
-Ya, pero no tendría por qué enterarse.
-Vería los recibos o aparecería sin avisar, no sería la primera vez, y entonces nos pillaría y sería mucho peor.
-Da igual, si no puedes, nada. Ya encontraremos alguna otra cosa y si no pues tendrá que renunciar a su sueño.
-Lo siento, de verdad.
-No te preocupes. Tengo sueño, mañana seguimos hablando.
-Espera, acabo de tener una idea.
-¿Cuál?
-¿Y si tú también te vinieses a vivir con nosotros?
-¡¿Qué?! ¿Por qué?
-Si mi padre aparece sería menos embarazoso y siempre podríamos decir que habéis venido a hacernos una visita.
-Sí, eso sí pero ¿qué dirían mis padres si me fuese a vivir con mi novio y mis primos pequeños? No me dejarán.
-Ya tienes diecinueve, puedes irte a vivir por tu cuenta, además, no tendrían por qué enterarse de que estás con él, podrías decirles que vienes con nosotros porque me siento muy sola o algo as.
-Sí, seguro que funciona. Eres genial, Azi, no sé qué haría sin ti.

Al día siguiente le comentan su idea a Dani y Leo. El pequeño se alegra sobre todo por poder contar con algo de compañía masculina, la verdad es que el novio de su prima le cae bastante bien. Y Leo no puede parar de agradecerle a Azahara lo que está haciendo por él.

viernes, 8 de febrero de 2013


La segunda parte del concurso consiste en un dibujo de personas. Azahara no tiene muy claro qué es lo que va a dibujar. Primero piensa en retratar a Bruno, su belleza ha dejado una huella en ella pero al final se decide por dibujar a su hermano y a Ainara jugando con una pelota. Satisfecha con el resultado deja a un lado las pinturas y descubre que Bruno no para de mirarla. Intenta ver su dibujo pero él adivina sus intenciones y lo tapa con la mano. Después Bruno le dirige una sonrisa y ella abandona su propósito. El timbre con el que finaliza el tiempo suena apenas unos minutos después. Entregan sus dibujos y la sala vuelve a llenarse de amigos y familiares. Dani aparece y Azahara se pone a hablar con él. Al no ver a Ainara junto a su hermano, la busca con la mirada y la ve hablando con Bruno. ¿Qué hace Ainara hablando con él? ¿Acaso lo conoce? Ainara se da cuenta de que su amiga la está mirando, se despide de Bruno y se une a Dani y su hermana. Se van, Azahara sigue intrigada sobre la relación de Ainara y Bruno, así que cuando Dani se va a su cuarto a hacer deberes, decide interrogar a su amiga.

-¿Conoces a Bruno?
-¿Quién? ¡Ah! El chico del concurso. No, no lo conozco.
-¿Y por qué estabas hablando con él?
-Porque es muy majo. Cuando llegue y me vio con tu hermano me preguntó si te conocía y estuvimos hablando, nada más.
-Y, ¿de qué hablabais?
-De cosas. ¿Y qué tal te ha ido el concurso?
-Bien, pero no creo que pueda ganar, había muchísima gente que además, según me han dicho, da clases y va a academias.
-¡Qué poca confianza tienes en ti misma!
-Ya…

 

No anuncian el ganador del concurso hasta una semana después. Azahara vuelve a la sala donde se llevó a cabo el concurso, en esta ocasión, sola. Bruno ya está allí.
-Hola. ¿Qué tal? ¿Nerviosa?
-La verdad es que no. No tengo posibilidades de ganar.
-Sí que las tienes. Todos las tenemos. Eres muy pesimista, ya me lo advirtió tu amiga.
-¿Ainara?
-No lo sé, esa amiga tuya.
-Ainara.
-Pues esa.
-Pero no os conocíais ¿no?
-Shhh. Va a empezar.

Azahara obedece y guarda silencio mientras la cuarentona del concurso sube a la tarima y coge su micrófono.

-Este año nos ha sido muy complicado tomar la decisión. Hemos tenido entre nuestras manos verdaderas obras de arte, pero entre ellas destacaban las de dos jóvenes artistas-la mujer para para coger aire, un silencio muy incómodo y estresante para todos los participantes-.Y nos ha sido imposible decidirnos entre los dos así que, en esta ocasión y sin que sirva de precedente, tenemos dos ganadores.

Los murmullos se levantaron entre los jóvenes que aguardaban cada vez más inquietos la decisión final.

-Por un retrato majestuoso en el que se expresan todos los sentimientos y miedos que vosotros habéis sentido durante este concurso y en el que resaltan la utilización de apenas unos cuantos colores y la seguridad de un buen pintor. Damos el premio a Bruno Fernández.

Todos los asistentes le conceden un gran aplauso al joven que se levanta de la silla que está junto a la de Azahara para encaminarse a la tarima y recibir su premio. La mujer le hace entrega de un diploma, un pequeño trofeo y algo más que Azahara no puede identificar desde su asiento. Los aplausos cesan y la mujer  coge de nuevo el micrófono y se dirige al resto de concursantes.

-En segundo lugar, por un  bosque tan real que parecía extenderse ante  nuestra vista y por la inocencia que desprenden los trazos, el premio es para Azahara Vega.

Azahara no puede creerlo. ¡Su dibujo ganador! Y no sabe cómo reaccionar. El resto de concursantes aplauden por ella y Bruno le incita a levantarse de su silla. Ella se levanta despacio y con paso inseguro se acerca a la tarima. Bruno le ofrece la mano y ella la estrecha entre las suyas. La mujer la felicita y le entrega un trofeo como el de Bruno, un diploma y un pequeño sobre con dinero. La mujer sigue hablando pero Azahara continúa sumida en el estupor y todo parece borroso a su alrededor. Cuando la celebración acaba, Azahara vuelve en sí. Bruno le ayuda a bajar de la tarima de apenas diez centímetros de altura.
-¿No te lo crees todavía?
-No. ¿Tú sí?
-No es la primera vez que gano.

La joven le mira sorprendida pero luego se da cuenta de que puede que Bruno lleve toda la vida participando en concursos de ese tipo y eso deja muchas probabilidades de ganar algún que otro premio.

-¿Cuántas veces has ganado este concurso?
-Tres de las cuatro en las que he participado.
-¡Dios! Eres un genio.
-Esta vez he ganado gracias a ti.
-¿Gracias a mí?
-Sí.
-Pero si yo no he hecho nada para ayudarte.
-Mi retrato, el que me ha hecho ganador, era tuyo. Te dibujé a ti mientras dibujabas y eso es lo que me ha hecho ganar.
-Pero ¿por qué a mí? Podías haber pintado a cualquiera.
-Porque tú tienes algo especial, no sé, pero me gusta- Azahara esquiva su mirada y Bruno mira su reloj de muñeca-. Bueno me tengo que ir que ya se está haciendo tarde.
-Sí, yo también tengo que irme. Adiós.
-Adiós, Azahara, un placer haberte conocido.

Él se aleja por la calle perpendicular al edificio y ella toma la paralela. Cuando llega a casa Dani y Ainara la esperan en el salón. La felicitan orgullosos y después los tres juntos comen una lasaña que les ha preparado la madre de Ainara. En la mente de Azahara sigue presente la imagen del chico alejandóse por la calle y de su vida.