miércoles, 6 de marzo de 2013

Un domingo poco habitual


A la mañana siguiente le despierta un gran alboroto: varias personas hablando a un volumen poco adecuado para poder dormir. Azahara enciende la luz y mira el despertador que hay sobre su mesilla de noche. Las doce menos cuarto. No es que sea pronto pero le molesta que le hayan despertado a gritos. Se levanta y sube la persiana. El sol intenta escapar de la prisión de nubes en la que lleva encerrado prácticamente todo el mes. Abre la ventana y deja que la habitación se ventile. Todavía en pijama va a desayunar. Al pasar por el salón se sorprende de encontrar a Ainara en él. No está acostumbrada a ver a su amiga los domingos porque Ainara suele pasar la mañana durmiendo y la tarde haciendo deberes o estudiando, siempre lo deja todo para el último día.

-¿Qué haces tú por aquí? Es domingo.
-Anda, si ya se ha despertado la bella durmiente. ¿Desde cuándo duermes tanto?
-Desde que se va de juerga con un chico hasta las tantas- interviene Irina.
-¡Eh! Primero, no estaba de juerga, fuimos al cine, y segundo, no volví a las tantas, ¡eran las diez y media!-se defiende Azahara- ¿Y tú por qué has venido?
-¿Es que ahora no puedo hacer una visita a mi mejor amiga?
-Pues sí, pero te conozco y sé que tú no vendrías un domingo por la mañana si no es con algún motivo.
-¡Qué va!
-Entonces me voy a desayunar.
- Espera , voy contigo
-¿Qué te decía yo?

El resto de la casa, que estaba en el salón, se ríe al ver que Ainara se levanta corriendo y se une a su amiga. Azahara mete en vaso de leche en el microondas y se sienta en la mesa mordisqueando una galleta mientras espera a que la leche se caliente. Ainara también toma asiento y acerca una silla a la mesa.

-¿Me vas a contar para qué has venido?
-Sí, pero antes quiero saber qué pasó anoche y no te ahorres ni un detalle.
-Vale, Bruno me mandó un mensaje y quedamos para dar una vuelta, que, por cierto, ¿cómo se te ocurre darle mi número?
-Es que me miró con esos ojitos y no pude decirle que no, lo siento, pero tú sigue contando.
-Pues eso, vino a buscarme y me llevo a un cine muy raro y vimos una peli…
-¡Qué típico!
-¿Por? Era una sesión privada sólo para nosotros.
-Ah, eso es otra cosa. ¿Y qué más?
-Me presentó a su hermano que era el que había hecho la película.
-¿Es director de cine?
-Eso parece.
-¿Y es como su hermano?
-Se parece mucho, sí, aunque yo diría que es algo más guapo.
-¿Más todavía? ¿Y tiene novia?
- Yo qué sé, no se lo pregunté, además, ¿a ti qué más te da?
-Pues me importa porque, no sé  si te das cuenta pero, somos las únicas de nuestra edad que no tenemos novio.
-¿Y?
-¿Cómo que “y”? Pues que no me gusta ser un bicho raro y que ya va siendo hora de que vayamos echándonos un novio, guapa.
-No pienso echarme novio porque “todas tienen novio”, me echaré novio cuando encuentre a alguien no cuando los demás quieran.
-Tú y tus sentimientos
-Bueno, ¿y tú por qué estás aquí?
-Por nada, lo tuyo es mucho más interesante, sigue contando.
-No pasó nada más, nos despedimos de su hermano y me acompañó a casa, eso es todo.
-¿Nada más? Jo, yo esperaba una declaración de amor o por lo menos un besito de buenas noches.
-Pero ¿de qué hablas? Solo somos amigos.
-Todavía.
-Pues sí y ¿lo tuyo?
-No es nada, no merece la pena contarlo.
-No, no te escaquees, ahora me lo vas a contar.
-Pues, iba con mis padres en el coche y un chico me guiñó un ojo y me lanzó un beso por la ventanilla.
-¿Y quién era?
-No lo conoces.
-¿Y tú? ¿Tú le conoces?
-Sí, es un vecino, vive justo encima de mi casa.
-¿Y cómo es?
-Guapo, mucho, aunque claro, comparado con tus actuales compañías, es de lo más común.
-Pero te gusta.
-Sí.
-Entonces ¿por qué no te lanzas?
-Porque me da miedo, Azi.
-¿Te da miedo?
-¿Tan raro es? Es que no creo que yo le guste.
-¿Se dedica a lanzar besos a todas las chicas que ve?
-No, pero…es que él ya ha tenido muchas novias y yo soy nueva en eso.
-Pues a buena has ido a pedir consejo.
-Ya, pero es que solo te lo puedo contar a ti.
-Y ¿qué quieres que te diga?
-Qué tengo que hacer.
-Pues no sé, haz algo, yo qué sé, algo que le haga ver que a ti también te gusta, así evitarías tener que dar tú el primer paso.
-Sí, lo ves, eres genial. Por esto es por lo que acudo a ti porque tú siempre tienes la respuesta adecuada. Eres la mejor amiga del mundo.
-A ver si algún día puedo decir lo mismo de ti.
-No lo dudes, ya sabes donde encontrarme siempre que lo necesites. Bueno, me voy que si no vuelvo pronto mi madre se va a subir por las paredes. Nos vemos mañana en clase, ¿vale?
-Sí, sí.
Ainara se marcha y su amiga se acaba el desayuno antes de levantarse y acercarse al salón.
Irina está tumbada en el sofá mientras su novio y su primo se entretienen echando una partida con la consola de Leo.

-¿Otra vez con ese trasto?
-Ya ves, prima, están tan concentrados que no pueden ni contestar. Les importa más ese chisme que yo.

Su comentario queda sin respuesta.
-¿Lo ves? Vámonos a otro sitio.

Las dos juntas se van a la habitación de Azahara. Irina se sienta en la silla giratoria mientras su prima opta por tumbarse en la cama todavía deshecha. Hablan de temas de lo más diversos aunque poco interesantes hasta que suena el móvil se Azahara. Es un mensaje se Bruno: “¿tienes planes para comer? Si es no, ¿te vienes a mi casa a comer? El plan es  primero pasárnoslo pipa haciendo la comida y luego comerla si es comestible y si no pedir unas pizzas. También está mi hermano, ¿te apuntas?”

-¿Puedo ir?
-Claro que sí, diviértete.




Azahara le contesta con el mensaje: “me encantaría” y en seguida recibe otro: “paso a recogerte a la una y media”.

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