Cinco kilos de maquillaje y tres tazas de café para ocultar
que no ha dormido ni un solo minuto en toda la noche. Las primeras horas se
entretuvo leyendo un libro, después viendo una película y al final escuchando
música en su móvil. Todo lo necesario para no tener que aguantar las
pesadillas. Azahara prepara el desayuno mientras su hermano enciende la
televisión.
-No, Dani, apágala. Que si no te entretienes y no acabas
nunca.
-Vale.
Resignado, Dani apaga la tele y desayuna en silencio.

-Jo tía, cada día se te da mejor. Parece tan real…
-No es para tanto.
-¿Que no es par tanto? Pero ¿tú te estás escuchando? Es el
mejor dibujo que he visto en mi vida.
-Estás exagerando.
-No. Y deberías apuntarte a algún concurso o algo, seguro
que ganabas.
-Eso si que no, no soy tan buena.
-Fíjate, además de dibujar mejor que los ángeles, eres
tonta, tanto que eso no te deja ver que eres la mejor.
-¡Ainara! ¡Azahara! Podéis callaros para que los demás
puedan escuchar la clase. – les interrumpe el profesor.
Se lanzan una mirada y luego se callan. Unos minutos después
Azahara recibe una notita de su amiga: <<Aunque lo niegues mil veces
seguirás siendo la mejor. Piensa lo del concurso, por favor>>. Lee la
notita y acto seguido dirige su mirada
hacia el asiento contiguo. Ainara le mira con una sonrisa dulce y tímida.
Arranca un trozo de papel de su libreta y le contesta: <<Vale, lo
pensaré, pero no te prometo nada>>. Al recibir la nota, la cara de su
amiga se ilumina con una sonrisa de satisfacción.
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