martes, 22 de enero de 2013


Cinco kilos de maquillaje y tres tazas de café para ocultar que no ha dormido ni un solo minuto en toda la noche. Las primeras horas se entretuvo leyendo un libro, después viendo una película y al final escuchando música en su móvil. Todo lo necesario para no tener que aguantar las pesadillas. Azahara prepara el desayuno mientras su hermano enciende la televisión.

-No, Dani, apágala. Que si no te entretienes y no acabas nunca.

-Vale.

Resignado, Dani apaga la tele y desayuna en silencio.

Las clases son de lo más aburridas como había predicho Dani. Azahara se entretiene dibujando. El dibujo siempre le ha apasionado pero no ha podido dar clases de dibujo ni de pintura por falta de dinero. Durante la clase de matemáticas, se cansa de dibujar la vista que tiene desde de silla y empieza a dar rienda suelta a su imaginación. Cierra los ojos, coge un lápiz y un par de pinturas, y empieza a dibujar sin despegar los párpados. A simple vista parecen rayotes sin sentido pero poco a poco van cobrando forma. Cuando abre los ojos descubre un paisaje extraño y de lo más curioso en el que se entremezclan motivos de todas las estaciones. Aparecen frutales en flor sobre una cubierta de nieve y en un lago con una pequeña barca flotan hojas en color marrón y ocre y, en el cielo, brilla un precioso sol veraniego. Es un dibujo de lo más desconcertante pero a la vez es lo mas bonito que ha dibujado nunca. Ainara, su mejor amiga y compañera de clase, ve el dibujo y se queda boquiabierta.

-Jo tía, cada día se te da mejor. Parece tan real…

-No es para tanto.

-¿Que no es par tanto? Pero ¿tú te estás escuchando? Es el mejor dibujo que he visto en mi vida.

-Estás exagerando.

-No. Y deberías apuntarte a algún concurso o algo, seguro que ganabas.

-Eso si que no, no soy tan buena.

-Fíjate, además de dibujar mejor que los ángeles, eres tonta, tanto que eso no te deja ver que eres la mejor.

-¡Ainara! ¡Azahara! Podéis callaros para que los demás puedan escuchar la clase. – les interrumpe el profesor.

Se lanzan una mirada y luego se callan. Unos minutos después Azahara recibe una notita de su amiga: <<Aunque lo niegues mil veces seguirás siendo la mejor. Piensa lo del concurso, por favor>>. Lee la notita y acto seguido dirige su  mirada hacia el asiento contiguo. Ainara le mira con una sonrisa dulce y tímida. Arranca un trozo de papel de su libreta y le contesta: <<Vale, lo pensaré, pero no te prometo nada>>. Al recibir la nota, la cara de su amiga se ilumina con una sonrisa de satisfacción.

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